10 de Noviembre de 2025 | 09:41
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Poza Rica: la ciudad que volvió a inundarse 26 años después
A un mes de la devastación del municipio. Una tragedia histórica sacudió nuevamente al norte de Veracruz. El 10 de octubre de 2025, Poza Rica revivió el desastre de 1999, enfrentando una de las inundaciones más devastadoras de su historia reciente.

Isaac Carballo Paredes | Poza Rica, Ver. | 10 Nov 2025 - 08:20hrs

El viernes 10 de octubre de 2025 marcó un antes y un después en la memoria colectiva de Poza Rica. Las lluvias más intensas registradas en décadas provocaron el desbordamiento del río Cazones, generando una emergencia sin precedentes, incluso superior a la ocurrida el 5 de octubre de 1999. Veintiséis años después, la historia volvió a repetirse.




Los primeros indicios de la tragedia comenzaron días antes. Las intensas precipitaciones en la zona serrana del estado de Puebla hicieron que el nivel del río superara su punto crítico, que oscila entre los 4.2 y 4.8 metros. Durante la noche del jueves 9 y la madrugada del viernes 10, la combinación de la tormenta tropical Raymond, la humedad del Golfo de México y una vaguada atmosférica desataron lluvias extremas en toda la región. En cuestión de horas, Poza Rica amaneció bajo el agua.




Entre las 4:00 y las 5:00 de la mañana, el golpe de agua arrasó con más de 30 colonias. Los sectores Quebradora, Granjas, Morelos, Ignacio de la Llave y el asentamiento irregular La Esperanza desaparecieron en gran parte. Colonias como 27 de Septiembre, Palma Sola, Ricardo Flores Magón, Lázaro Cárdenas, Magisterio, Arboledas, Villa de las Flores y los fraccionamientos La Florida, La Floresta, Los Laureles y Gaviotas quedaron devastados.




A las 11:00 horas, el río alcanzó los 8.5 metros, un récord histórico. El agua arrastraba autos, autobuses, tinacos, refrigeradores, motocicletas e incluso personas. Familias enteras buscaron refugio en techos, árboles y segundas plantas, aferrándose a sobrevivir.




Al mediodía, el nivel comenzó a descender, revelando una escena de destrucción total. Viviendas cubiertas de lodo, calles bloqueadas por basura y vehículos, y un paisaje donde el silencio solo era roto por los llantos y gritos de auxilio. En las zonas más afectadas, más del 30 por ciento de las viviendas —especialmente las ubicadas en los márgenes del río— quedaron reducidas a escombros. Bancos, plazas comerciales, tiendas, cines, escuelas y hasta las centrales de autobuses de la avenida Puebla resultaron gravemente dañadas.




Los primeros en reaccionar fueron los propios vecinos, que se organizaron para rescatar a quienes no podían desplazarse. Horas después, cuerpos de emergencia comenzaron las labores de evacuación y traslado a los albergues temporales. La acumulación de basura y automóviles arrastrados complicó la movilidad, retrasando la llegada de auxilios.




La Cruz Roja Mexicana fue una de las primeras instituciones en actuar. Desde el 11 de octubre, inició la entrega de colchones, despensas y kits de limpieza. No fue sino hasta el 12 de octubre cuando la Marina y el Ejército Mexicano se desplegaron en la zona para apoyar en los rescates y las tareas de limpieza. Sin embargo, la desesperación creció.



Durante la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y la gobernadora Rocío Nahle García, los damnificados exigieron respuestas y ayuda inmediata. En medio del caos, estudiantes de la Universidad Veracruzana reclamaron la presunta desaparición de 192 compañeros, cifra que fue desmentida por la institución, que confirmó solo el fallecimiento de un alumno.



La solidaridad llegó desde todos los rincones del país. Las calles se convirtieron en centros de acopio improvisados donde ciudadanos recolectaban ropa, agua y alimentos. La Cruz Roja entregó más de mil colchones y despensas; el Banco de Alimentos de México envió 10 toneladas de víveres y agua potable, concentrando su ayuda en el fraccionamiento La Florida. La Asociación de Avicultores de Córdoba distribuyó cinco mil pollos procesados y siete mil conos de huevo entre las familias damnificadas.




Por su parte, la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) implementó el operativo especial Puente Aéreo para trasladar ayuda humanitaria a comunidades de la Sierra de Huayacocotla y otras regiones del norte de Veracruz que permanecían aisladas por los daños en carreteras y puentes.



Catorce días después, varias colonias continuaban bajo el agua. En algunas, las autoridades no habían podido ingresar, convirtiéndose en focos de infección y riesgo sanitario. El lodo comenzó a descomponerse, el aire se llenó de olores fétidos y muchos habitantes reportaron enfermedades respiratorias y dérmicas por la exposición prolongada al lodo y la basura.




Hoy, Poza Rica sigue en proceso de recuperación. Los módulos de emergencia permanecen activos, y el Gobierno Federal, a través de la Secretaría del Bienestar, inició la entrega de apoyos económicos a tres mil 500 afectados. El Gobierno Estatal confirmó la muerte de 36 personas y la desaparición de 11 más.




A pesar del desastre, la ciudad ha mostrado una notable capacidad de resiliencia. Los ciudadanos, una vez más, fueron los primeros en responder y los últimos en rendirse. Para los pozarricenses, el 10 de octubre de 2025 quedará grabado como el día en que la ciudad volvió a inundarse, pero también como una prueba de su fortaleza, solidaridad y esperanza.