12 de Julio de 2025 | 07:05
INICIO    ESTATAL    NACIONAL    INTERNACIONAL    NOTA ROJA    XALAPA    POZA RICA    CULTURA    VIRAL   
Nanocarreadores y senolíticos: México revoluciona la lucha contra el envejecimiento y sus males
En México, un grupo liderado por el doctor Jonathan Magaña en el Tecnológico de Monterrey está desarrollando fármacos que podrían cambiar radicalmente la manera en que envejecemos.

- /

Con información de Excélsior | Monterrey | 01 Jul 2025 - 22:22hrs

La idea de envejecer con dignidad ya no suena tan utópica. Ni siquiera eso: ahora, desde la ciencia, se está investigando cómo frenar —e incluso revertir— el envejecimiento celular.

En México, un grupo liderado por el doctor Jonathan Magaña en el Tecnológico de Monterrey está desarrollando fármacos que podrían cambiar radicalmente la manera en que envejecemos.

No se trata de una promesa de inmortalidad ni de un elixir milagroso. Es ciencia dura, pero con resultados esperanzadores. ¿La clave? Una combinación de modelos celulares, animales y medicamentos ya existentes que han mostrado efectos rejuvenecedores en laboratorio.

“Tenemos por ahí 23 candidatos fuertes”, dice Magaña, investigador y líder nacional del proyecto insignia de envejecimiento y longevidad del Tec. “Algunos de estos fármacos ya están en el mercado y descubrimos —casi por accidente— que también podrían tener efectos senolíticos”.

Los fármacos senolíticos son aquellos capaces de eliminar células envejecidas o dañadas sin afectar a las sanas. En otras palabras, limpian el organismo de las células que ya no funcionan bien y que, si se acumulan, pueden provocar enfermedades. Son distintos a los medicamentos comunes: están diseñados específicamente para atacar procesos vinculados con el deterioro del cuerpo.

Para probarlos, el equipo de Magaña no trabaja solo con células normales. También utilizan un modelo extremo: la progeria. Esta enfermedad genética acelera el envejecimiento y afecta principalmente a niños, quienes presentan signos físicos similares a los de adultos mayores desde muy temprana edad.

“Tenemos células de pacientes con progeria y también ratones que desarrollan esta condición. Son modelos ideales para ver qué tan efectivos son los tratamientos”, explica.

El laboratorio ha logrado, en pruebas in vitro, revertir varias marcas celulares del envejecimiento. Es decir, las células comienzan a comportarse como si fueran más jóvenes. El siguiente paso es verificar si eso también ocurre en organismos vivos. Y ya empezaron: están observando cambios positivos en los corazones, huesos y movilidad de los ratones tratados.

La investigación, además, no es un esfuerzo aislado. Involucra colaboración con instituciones como la UNAM y el Cinvestav. Y no se limita solo al uso de fármacos: también están desarrollando nanocarreadores, estructuras minúsculas que transportan medicinas directo al sitio donde deben actuar, como si fueran caballos de Troya diseñados por bioingenieros.

Este enfoque tiene implicaciones enormes, sobre todo en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

El cerebro está protegido por una barrera natural que impide que sustancias extrañas lo atraviesen, incluyendo muchos medicamentos. Por eso, uno de los grandes retos es lograr que las terapias lleguen a su destino sin ser bloqueadas.

Con los nanocarreadores, eso ya está sucediendo, al menos en laboratorio. Se han probado con éxito en células, y ahora el objetivo es probar su efectividad en modelos animales. La meta a largo plazo: terapias personalizadas y dirigidas que realmente impacten la calidad de vida de las personas mayores.

“Lo ideal sería no solo vivir más, sino vivir mejor”, resume el doctor Magaña.

Y ahí está el verdadero centro de este proyecto: no se trata de evitar la vejez, sino de enfrentarla con herramientas más avanzadas, con medicina que entienda a profundidad los procesos celulares y moleculares que nos afectan conforme pasan los años.

Todavía falta camino para llegar a pruebas clínicas en humanos. Pero lo que se está gestando en los laboratorios del Tec de Monterrey sugiere que el envejecimiento, tal como lo conocemos, podría tener los días contados. O al menos, podría dejar de ser un proceso pasivo y convertirse en uno que podamos acompañar, entender… y en cierta medida, revertir.