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Estudio de suelo revela osamentas humanas del siglo XIX en Zacatecas
El sorprendente descubrimiento se produjo el 24 de abril de 2025, en el marco de las labores de mejora del inmueble, construido en el siglo XVII.

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Noreste | Zacatecas | 14 May 2025 - 10:10hrs

Una de las leyendas urbanas más recurrentes sobre el pasado de las escuelas en Zacatecas, la de albergar antiguos cementerios, dejó de ser un mito para la Escuela Primaria Valentín Gómez Farías. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmó el hallazgo de restos óseos pertenecientes a ocho infantes y un adulto, con una antigüedad estimada del siglo XIX, durante recientes trabajos de rehabilitación en el plantel.

El sorprendente descubrimiento se produjo el 24 de abril de 2025, en el marco de las labores de mejora del inmueble, construido en el siglo XVII. Estas obras fueron ejecutadas por el Instituto Zacatecano para la Construcción de Escuelas, bajo la supervisión del INAH, a través de la Secretaría de Obras Públicas estatal.

Las excavaciones, iniciadas el 10 de septiembre de 2024 y concluidas el 30 de abril de 2025, incluyeron la perforación de dos pozos para el estudio de la mecánica del suelo, contando con la asesoría del área de Monumentos Históricos del Centro INAH Zacatecas. Tras el hallazgo de las osamentas, un equipo multidisciplinario de especialistas en arqueología, antropología física y conservación y restauración se sumó a la investigación.

La arqueóloga Baudelina Lydia García Uranga y la antropóloga física Lilian Ivette García Maya lideraron la recuperación de los restos, con la valiosa colaboración de los restauradores Josué Israel Moreno Fraga y Miriam Jazmín Pineda Bravo.

El edificio que hoy día alberga a la Escuela Primaria Valentín Gómez Farías tiene sus raíces en el siglo XVII, sirviendo inicialmente como convento y hospital de la Orden de San Juan de Dios. Su desarrollo constructivo se extendió a lo largo de los siglos XVIII y XIX.

En uno de los pozos de excavación, de dimensiones reducidas (80 centímetros cuadrados), se localizó un féretro de madera de 80 cm de largo por 35 cm de ancho, decorado con grabados de rombos azules. En su interior, se encontraron los restos de un infante en su primera infancia, envuelto en una mortaja color café. Este es el único esqueleto que se halló completo y en el mejor estado de conservación.

La antropóloga García Maya destacó la inusual orientación del ataúd, con los pies del individuo mirando hacia el sudeste, en contraposición a la tradición católica de orientarlos hacia el este. Esta peculiaridad sugiere una posible interrupción o modificación del ritual funerario.

Sobre este entierro primario se identificaron los restos de otros cuatro niños, además de un fémur completo y un hueso calcáneo (del pie) de un adulto. Debajo del féretro, se descubrieron tres bultos mortuorios más conteniendo esqueletos infantiles. El estado de conservación de estas osamentas se catalogó como moderado.

A pesar de que aún no se han realizado los análisis osteológico y morfoscópico para determinar con precisión la edad, género y posibles patologías, se estima que los infantes fallecieron en la etapa perinatal, mientras que los de mayor edad tendrían entre uno y seis años. «Es un testimonio que da cuenta de la ocupación del lugar y de la presencia de la orden mercedaria en Zacatecas», afirmó la antropóloga física.

La arqueóloga García Uranga explicó que la datación precisa de las osamentas se realizará mediante análisis posteriores. Sin embargo, la historia del edificio como convento de la Orden de San Juan de Dios, dedicada a la atención médica, y su posterior ocupación por la orden mercedaria, apuntan a una temporalidad del siglo XIX.

Esta hipótesis se ve reforzada por el hallazgo de una moneda acuñada en 1862 entre los materiales recuperados. Asimismo, el historiador del INAH Limonar Soto Salazar identificó la clave de un arco con la representación del escudo mercedario en un relieve de cantera de estilo barroco. Este elemento se asocia al primer convento de dicha orden en la Nueva España, ubicado al pie del cerro de la Bufa, que fue el último fundado en la región.

Adicionalmente, se encontraron botones, fragmentos de tela, un trozo de papel con texto en un idioma desconocido, cerámica y metales. Estos objetos se convertirán en valioso material didáctico para estudiantes de disciplinas antropológicas. Los restos óseos serán resguardados en el Museo de Guadalupe para su posterior análisis e investigación durante el segundo semestre del presente año.